La Belleza de lo Posible. Arte del Paraguay
Comisariado por Lia Colombino
6 de julio - 14 de septiembre, 2024
Centro Cultural Pepe Dámaso. Las Palmas de Gran Canaria, España.
En un juego etimológico un poco arbitrario y sin base alguna, buscando la poética de la lengua, utilizo palabras ficticias o inventadas para pensar cosas. Hace mucho tiempo alguien me dijo que porã, la palabra en guaraní que significa bueno y bello al mismo tiempo podría querer decir “para la mano”, si la palabra se dividiera en sus partículas. El guaraní es una lengua aglutinante, es decir que las significaciones de las palabras se forman a partir de una conjunción de ellas. Por lo tanto, si se divide la palabra porã, po, mano y rã, para, nos encontramos con esta posibilidad, aunque no sea realmente así.
Cuando me detuve a pensar en las implicancias de esa posibilidad remota, se me presentó la idea de que algo esté al alcance de la mano significa a su vez, algo posible, factible, alcanzable.
Me gusta pensar a través de esta noción un poco inverosímil porque estos deslizamientos develan posibles aproximaciones a diferentes cuestiones. La belleza, entonces, asociada a la calidad de bueno, sería una belleza terrenal, alcanzable.
Los objetos e imágenes reunidos en esta muestra trabajan quizá a manera de caleidoscopio o de pequeño atlas las formas de la belleza en el Paraguay; es un recorte realizado en esa forma solidaria en las que los artistas trabajan y que al mismo tiempo crean colecciones afectivas y basadas en el intercambio y el diálogo.
La Fundación Francis Naranjo, en esa especie de nomadismo que le caracteriza, teje redes en cada lugar donde va y en ese tejido encuentra una textura. En el caso de la colección de arte del Paraguay encuentra la abstracción de los tejidos indígenas, las imágenes de sus rituales, la cerámica popular, la plumaria; y encuentra también la textura de obras en papel, en metal, en madera, en tela. Asimismo, se aventura en las posibilidades de la luz, la fotografía.
La colección, la variedad de obras que reúne, exhibe una vez más la diversidad de formas de entender la producción estético-poética de diferentes grupos humanos, aunque estemos hablando de un territorio acotado. Cada una de estas piezas existe de una determinada forma convocando belleza, pero no una belleza suprema que resplandece y que ciega; se trataría una belleza al alcance de la mano, una belleza posible, esa belleza que anuncia su verdad cuando el objeto que la porta es llamado a comparecer ante nuestra mirada. También, la manera en la que la Fundación Francis Naranjo ha decidido conformar una colección de arte del Paraguay, es una forma de belleza, aquella que se traduce en construcción de escena y que se edifica desde redes afectivas.
Lia Colombino