Vogel
OTROS MUNDOS, OTROS SONIDOS
Comisariado por Eduardo Caballero
2 de diciembre,2022 - 11 de febrero, 2023
Fundación Francis Naranjo
La exposición Otros mundos, otros sonidos del artista visual chileno Vogel, se inserta en una investigación mayor donde insiste desde lo visual, poético y político en despejar la llanura de un horizonte camuflado y en silencio. Sus trabajos nos hacen mirar desde cerca algunas quebraduras que de lejos resultan lisas y silenciosas, hasta representaciones que abordan los choques entre las imposiciones coloniales y las subjetividades americanas.
La muestra que nos presenta en la Fundación Francis Naranjo, es una ampliación de dichos intereses que atraviesan el qué hacer del artista. La exposición se configura desde una instalación de telas de velo italiano donde cada una de ellas tiene impresa una imagen detalle, imagen que capturó el impacto expandido del golpe sobre vidrios templados de edificios corporativos de Santiago de Chile. Vestigios de la furia provocada en la primavera chilena del 2019.
El ambiente de inmersión que genera el círculo de telas traslúcidas, permite un involucramiento sensorial con las capas de ruido que produce la imagen. El sonido de lo mismo, el nombre de esta obra, sugiere recuperar la memoria sensible de cada persona ante la experiencia de escuchar las estridencias de esos quiebres. Recrear en la memoria, la furia, el sonido del vidrio quebrándose, envolverse de la repetición de estas imágenes y sus detalles o atravesar por esos orificios la mirada, son algunos de los simulacros que ofrecen estas imágenes impresas en los velos. A su vez, la misma superposición de telas provoca una imprecisión sobre la claridad de la fractura. Como si en esas veladuras existiera una reafirmación de los sabotajes al ojo cuando existe un exceso deliberado de transparencia brillante. Sobre todo, en esos edificios modernos donde el muro cortina representa el modelo neoliberal.
El sonido de lo mismo, son las heridas que dejó el corte normalizado del glass, las que aún se encuentran abiertas y suspendidas en una confusión tras la irrupción de otra catástrofe, la pandemia.
Otra obra que el artista presenta lleva por título El eco de las lenguas, un conjunto de piezas objetuales y video. Los objetos son residuos del monumento Mártires de Carabineros, donde se concentró la batalla del estallido chileno en la capital, entre los piquetes de fuerzas especiales de la policía chilena y la primera línea de manifestantes. Residuos que el artista recolectó todos los sábados en la madrugada como un arqueólogo, las trasladó a su taller para luego clasificar. Dichos residuos de formas irregulares y de superficies porosas, manchadas, son grabadas en sus superficies de manera quirúrgica por el artista con los nombres de lenguas de los pueblos originarios transfronterizos de América, configurando así, en estos restos, una recuperación imaginaria de pequeños territorios trizados, un reflejo de la visible usurpación por la oligarquía criolla y las fronteras impuestas por el Estado que reveló con fuerza el octubre chileno.
Apelar al Eco de las lenguas es por una parte, volver y reconocer la memoria de los pueblos indígenas y el avance de sus reconocimientos excluidos.
La obra se complementa con una pieza audiovisual donde las lenguas transfronterizas toman posición en diferentes tiempos, en el mapa geopolítico de América, en el traspaso del mapa a una ilustración de estas lenguas y en la voz de una mujer del pueblo Shuar. Dichas secciones, formas invertidas y sobrepuestas, el mapa de percepción abstracta y universalista, alcanzan una recomposición fluida y acuosa mediante el sonido del agua y la luz sutil que ilumina los territorios.
La segunda parte, la ilustración de líneas rojas se recrea en el proceso de completarse como dibujo total, generando una superposición de formas que conforman la representación de América, a través de fragmentos sobrepuestos que denotan los territorios transfronterizos de los pueblos originarios de las américas.
Tal como alude la cita de Bataille en la sala, sobre lo informe en la exposición, ese esmerado dibujo afirma que este universo no se asemeja a nada y por lo tanto no busca encontrar una identidad mediante un opuesto, sino que su propio valor.
La exhibición se completa con una serie de fotografías copiadas en aluminios, donde lo representado es difícil de reconocer, parece ser una mancha negra y extendida sobre esa superficie casi tan reflectante como el glass.