Joaquín Sánchez
El Alma de las Cosas
Comisariado por Lia Colombino
6 de julio,2024 - 14 de septiembre, 2024
Centro Cultural Pepe Dámaso. Las Palmas de Gran Canaria, España.
Durante toda su dilatada trayectoria, Joaquín Sánchez ha trabajado en varias líneas. Sus preocupaciones no se alejan de los territorios que transita, pero siempre como si no fuera él quien atravesara un territorio. Todo lo contrario, de alguna forma, son los territorios que transita los que le atraviesan a él. Esos territorios operan en la forma en la que Joaquín trabaja con la visualidad y le hacen decir cosas, territorio y sensibilidad se encuentran y tramas narrativas, historias, fábulas.
Paraguay y Bolivia, aunque también otros lugares como México, han sido los contextos en los que Joaquín a trabajado por mayor tiempo y es en ellos y por ellos, que Joaquín elije materiales, lenguajes, formas. A partir de estos, el artista recompone un mundo propio, siempre con elementos más o menos cercanos, pero que pulsan en su sensibilidad y que le conminan a decir algo, aunque sea inenarrable.
Uno de los elementos, repetidos y vueltos a repetir en la obra de Joaquín Sánchez, es la figura anatómica del corazón. En guaraní, idioma hablado en Bolivia y Paraguay, la palabra para designar al corazón viene de la que designa al alma. Aun cuando esta figura que Joaquín usa no está presente en la totalidad de su obra, de alguna forma la atraviesa y contamina -no en un mal sentido-. Hay algo en su obra que el imprime y que tiene que ver con esa noción de alma que el guaraní maneja. Existen muchas aproximaciones según el pueblo específico, pero podríamos tomar aquella noción que construye la idea de alma para ciertas culturas guaraníes tiene que ver con nociones como la sombra, el rastro o eco de una persona humana.
Las imágenes que son insumo primordial en la obra que Joaquín pergueña forman parte de un atlas que el mismo artista conforma a partir de una mirada que entre el artista y el objeto suele ser recíproca. En él, convocadas por Joaquín, conviven imágenes relacionadas a los corazones de ñandutí y otros materiales, pelotas, toritos protectores y polleras tradicionales de chola. Todos estos elementos tienen un alma, el alma de las cosas, lanzan sus sombras, crean un rastro que el artista sigue o resuenan como un eco en la sensibilidad de Joaquín.
En ese íntimo encuentro, algo del corazón de Joaquín permanece en su obra, algo de esa imagen que convoca lleva consigo, en su propia institución de obra, un poco de esa sombra, de ese rastro o de ese eco, que cada persona -en este caso el artista-, emite y que se desprende de él para conformar un nuevo corazón, el alma de esa obra.
Lia Colombimo